Por: Selen Ozturk / EMS
En la medida que la humanidad se vuelve cada vez más urbana, el plantar árboles y crear parques se convierte cada vez más en una cuestión de vida o muerte.
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A medida que la humanidad se vuelve cada vez más urbana, el plantar árboles y crear parques -lejos de limitarse a embellecer las ciudades- se convierte cada vez más en una cuestión de vida o muerte.
En una conferencia de prensa celebrada el viernes 1 de diciembre con el apoyo de Ethnic Media Services, funcionarios forestales de Los Ángeles y expertos en ecologismo urbano expusieron la ciudad como caso de estudio de la relación entre espacios verdes y la salud humana. Explicaron cómo añadir casi un millón de años de esperanza de vida en el condado de Los Ángeles, mediante el reverdecimiento de espacios urbanos (ecologismo urbano), podría servir de modelo para otras ciudades.
Los espacios verdes y la esperanza de vida
Cuantos más parques y árboles haya en un barrio determinado, mayor será la esperanza de vida de la zona, afirma Michael Jerrett, refiriéndose a un estudio de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), del que es coautor, publicado en julio de 2023. De acuerdo a este estudio, el llevar los espacios verdes del condado de Los Ángeles a niveles medios podría añadir hasta 908,800 años de esperanza de vida colectiva a los residentes de comunidades con pocos recursos.
https://www.youtube.com/embed/QjOsydgAZEs?feature=oembed&enablejsapi=1Michael Jerrett, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud Medioambiental de la UCLA y codirector del Centro de Soluciones Climáticas Saludables de la Escuela Fielding de Salud Pública, comparte datos sobre la distribución de los espacios verdes en Los Ángeles y su correlación con la esperanza de vida.
De acuerdo al estudio, la esperanza de vida en la comunidad acaudalada y “verde” de Beverly Hills era de 90 años, mientras que en las comunidades del sur de Los Ángeles, situadas a menos de 24 km, la expectativa de vida era de 77 años. La esperanza total oscilaba en todo el condado entre los 68 años de las zonas más pobres del centro-sur y los 93 años que se registran en lugares acaudalados como Malibú, explicó Jerrett, profesor de salud ambiental de la UCLA y codirector del Centro de Soluciones Climáticas Saludables.
En zonas ya de por sí “muy frondosas, como Brentwood, o partes del oeste de Los Ángeles, añadir más espacios verdes no tiene mucha repercusión”, añadió, pero en las zonas desproporcionadamente menos verdes del este, el sur y el extremo norte -donde residen dos tercios de la población negra y latina del condado de Los Ángeles- la mera ampliación de los parques hasta las medianas del condado añadiría 164,700 años de esperanza de vida a la región, de los cuales el 72%, es decir, 118,000 años, corresponderían a los residentes negros y latinos.
Árboles sanos, personas saludables
Los beneficios para la salud que se derivan de un mayor número de parques y árboles dependen de algo más que de que sean plantados, afirma Rachel Malarich, (Primer oficial forestal de la ciudad quien es responsable de los bosques de la ciudad de Los Ángeles). “Para conseguir esos beneficios, necesitamos tener árboles sanos, con mantenimiento regular para que vivan toda su vida útil en los barrios que más los necesitan”.
El Plan de gestión de bosques urbanos—Urban Forest Management Plan—de la ciudad tiene cuatro pilares: plantar árboles nuevos, mantener los existentes, preservarlos en medio de nuevas construcciones y urbanizaciones, e invitar a la participar a las comunidades que viven con estos árboles en estos espacios.
“Cuando hablamos con los miembros de la comunidad, a menudo se sienten frustrados porque los árboles no han recibido mantenimiento”, explicó Malarich. “La norma del sector es inspeccionar los árboles y podarlos si es necesario cada cinco o siete años; el ciclo actual de la ciudad se acerca más a los 18 años… ahora estamos celebrando talleres de participación comunitaria y encuestas de opinión tanto para mejorar la desigualdad de acceso a los espacios verdes, como la desigualdad en la forma en que se mantienen estos espacios”.
Reverdecimiento sobre-la-marcha
Los bosques urbanos más sostenibles son los que son plantados y que los mismos miembros de sus propias comunidades mantienen, afirma Marcos Trinidad, Director Forestal de TreePeople (Gente de los árboles).
En su 50 aniversario, esta organización sin ánimo de lucro dedicada al reverdecimiento urbano ha pasado de un modelo de plantación, mantenimiento y educación comunitaria exclusivamente voluntario a un modelo híbrido que incluye el “desarrollo de la mano de obra”. Ahora se ha puesto énfasis particularmente en la formación de jóvenes interesados en carreras medioambientales para que trabajen con organizaciones comunitarias en el reverdecimiento de “los barrios que más necesitan árboles”, como el noreste y el sureste de Los Ángeles, explicó.
Aunque TreePeople (Gente de los árboles) tiene su sede en el condado de Los Ángeles, Trinidad afirmó que su modelo de inversión comunitaria en “lo que se necesita para tener bosques urbanos sostenibles” -a saber, plantación, mantenimiento, conservación y educación- pretende compartirse mucho más allá de Los Ángeles: Actualmente estamos en Inland Empire y Antelope Valley… y queremos compartir nuestro proceso con el resto del mundo”.
“Igualdad ecológica” como forma de “custodia verde”
Invertir en más espacios verdes para las comunidades desfavorecidas significa invertir en esas comunidades como cuidadoras o “guardianas” de estos espacios, afirmó Bz Zhang, director de proyectos de Los Angeles Neighborhood Land Trust (LANLT) —Fideicomiso de las tierras de la comunidad de Los Ángeles—, que, desde su creación en 2002, ha creado alrededor de 30 parques y jardines en 21 acres de espacios verdes para más de medio millón de residentes del condado de Los Ángeles.
Dado que las comunidades mayoritariamente no blancas “tienen un 64% menor acceso a espacios verdes que las comunidades de los barrios blancos, y las comunidades con menores ingresos tienen un 66% menos”, lo mejor para ecologizar el condado de Los Ángeles es “hacerlo explícitamente desde el punto de vista de la equidad”, explicó Zhang. Lo más importante para esta equidad es una custodia centrada en la comunidad: LANLT mantiene los parques que siembra “contratando a tiempo parcial a administradores del propio barrio en el que están localizados”.
“En estas comunidades creamos programas de capacitación para custodiar las áreas verdes… especialmente para los jóvenes, a través de nuestro Programa de Aprendizaje de Jardinería. Este programa, ha trabajado con más de 350 estudiantes de secundaria en el sur de Los Ángeles desde 2013 para capacitar a la próxima generación de “guardianes” con las habilidades para cuidar de estos espacios que son tan cruciales para la salud de su comunidad… Siempre podemos crear parques, pero también tenemos que asegurarnos de que los más afectados por la “desigualdad verde” tengan acceso a ellos”, añadió Zhang.
‘Un asunto de vida o muerte’
De acuerdo con Jon Christensen, este acceso a la vegetación urbana es cada vez más crucial a medida que la humanidad se convierte en una especie cada vez más urbana: “En 2007, más de la mitad de nosotros vivíamos en ciudades, y se espera que esta cifra aumente un 70% para 2050. Las ciudades son nuestro hábitat y nuestra resilencia frente al cambio climático -la adaptabilidad de nuestra propia salud como especie- requiere que invirtamos en las ciudades, lo que significa remediar las desigualdades que han configurado nuestro entorno urbano. Es una cuestión de vida o muerte”.
En sus esfuerzos por remediar la desigualdad ecológica, “Los Ángeles se ha convertido en un modelo de interés mundial para comprender los ecosistemas urbanos”, afirmó Christensen, profesor adjunto del Institute of the Environment (Instituto de Medio Ambiente), el Centro Luskin de Innovación y el Laboratorio de Estrategias Narrativas Medioambientales de la UCLA. Sólo en California, prosiguió, “se invertirán 100,000 millones de dólares en infraestructuras verdes, ecologización urbana y resiliencia climática en los próximos años, la mitad del gobierno federal y la otra mitad del estatal“. A medida que los gobiernos de todo el mundo empiezan a aplicar medidas similares, “tenemos que reconocer que plantar árboles no es suficiente; tenemos que garantizar que las comunidades que más los necesitan puedan prosperar junto con sus árboles”.